Más de 2000 fotografías para la intro de un video

Hay muchas buenas maneras de comenzar proyecto audiovisual, especialmente a través de vfx y motion graphics que permiten crear una imagen acorde a la necesidad corporativa del promotor. Pero hoy os vamos a hablar de la intro a partir de timelapse que realizamos para el shortfilm «Olivo y Aceituna«, destinado el centro de interpretación de reciente creación en Montefrío (Granada).
Un timelapse es una secuencia acelerada de imágenes que transmite emociones y sensaciones relativas al paso del tiempo. Lo que habitualmente tardaríamos en apreciar una hora o dos, o inclusio días o semanas, podemos resumirlo en en tan solo unos segundos. De esta manera conseguiremos exponer el movimiento del firmamento, el desarrollo de las nubes, el ajetreo de una ciudad o el paso de los días.
En nuestro caso el protagonista era el Olivo, así que una tarde de sábado nos dispusimos a conocer el lugar donde filmar y planificar cada una de las escenas. Y que mejor sitio en Granada que la periferia de Órgiva, donde los ancianos olivos milenarios salpican el paisaje de bancales testigos de tiempos más lejanos. Un lugar agradable durante el día, y mágico cuando cae la noche.
Precisamente la noche es el momento. Al menos un mes más tuvimos que esperar para poder enfrentarnos a la noche. Cada vez que llegaba la luna nueva, mejor momento para capturar las estrellas, venía acompañada de lluvias o nubes. De hecho el primer intento fue frustrado por una densa niebla que en cuestión de 1 hora había bajado lo suficiente como para que no viésemos a más de 2 metros. Durante esta primera noche además tuvimos la inesperada visita de los jabalíes del lugar que nos dieron un buen susto.
Finalmente llegó el momento esperado y a las 12:00 de la noche ya teníamos el chiringuito montado en las inmediaciones del Camping de Órjiva.
Nos acompañaron en esta ocasión Darío de Leiva como técnico de iluminación y Mikael Hovikoski en calidad de ayudante de cámara. Mientras Darío se entretenía colocando pequeñas luces tras los olivos o entre las grietas de sus troncos, Mikael transportaba bártulos entre los diferentes puntos de preseleccionados. Tras la configuración y unas pruebas iniciales le pinchas al «ok» y a esperar 1 o 2 horas en función de la toma.
Al final de la noche resultaron más de 2000 fotografías cuyo destino era el procesado en el ordenador¡¡¡ Eso sí, la noche fue completa, pues estuvo acompañada de buenos manjares para amenizar la velada con largos tiempos de espera.